6. Transitar de mascotas

Además de las 13 personas, por la casa de les Pintos pasaron un sin número de mascotas, desde gallinas que salvaron hambrunas, conejos con similar suerte, aquel agresivo pavo saca ojos que sirvió de cena, muchos gatos que ahuyentaban a los montones de ratas, muchos perros que al crecer desaparecían por obra y desgracia de la abuela causando llantos de toda la familia, la colección de peces cogidos por los primos en la Alameda, renacuajos que Juan escondía en frascos, los criaba y los liberaba cuando ya eran sapos, y la colección de arácnidos y venenosos insectos que los primos tenían en frascos, y más de una vez les picaron causando emergencias en la casa, como la ocasión en que una abeja negra pico al primo Carlos, luego de dar vueltas en el suelo, se le hincharon los ojos y se puso morado, la tía Flery lo llevó donde el doctor Tarcicio, que solía atender a toda la familia. 

Todos los animales desaparecían en poco tiempo, sin embargo hubo una perrita salchicha que de quedó por su inteligencia y nobleza, Princesa más que mascota era otra hija de la tía Flery, además de cuidar la casa, advertir de temblores, avisar si alguien de la familia ha tomado alcohol, consolaba y secaba lágrimas luego de los conflictos, por todo ello superó los intentos de que la abuela la desaparezca, incluso a costa de fuertes discusiones, con los años aquel mencionado pavo la dejó sin un ojo, finalmente un carro la dejó paralítica, sin embargo se ganó su lugar hasta que Princesa murió y fue enterrada en la misma casa. De todo ello Juan aprendió a amar a los animales y afronto el dolor cuando era separado de alguna de sus mascotas, pues el siempre les vio como miembros de la familia, así nace una de las primeras luchas sociales, la animalista y ecológica, aunque sin conocimiento ni conciencia ese fue el inicio.