lunes, 8 de abril de 2019

13. Jardín, las primeras huellas

Irma la madre de Juan siempre buscó lo mejor y aspiraba lo mejor para su hije, convenció al Sr. Guerrero que pague el jardín de infantes pensionado Leonardo Benedetti, ubicado en el mismo barrio La Magdalena, a 2 cuadras de la casa de la familia Pinto. Sin embargo los problemas de adaptación e inestabilidad emocional de Juan comenzaban a salir a flote, siempre fue noctámbulo con energías al máximo hasta altas horas de la madrugada, y siempre detestó madrugar, cada mañana alistarlo para ir al jardín era un reto y una lucha para su madre, siempre atrasades ya en el jardín era el llanto y berrinches, Juan pensaba que cualquier día su madre no volvía y que lo llevaría aquel desconocido que dijo ser su padre, 

Aunque la lucha para despertar perduraba, con los meses a Juan le gustó tener amigxs y hacer manualidades junto a Gioconda, la parvularia del jardín, siempre prefirió juegos con las niñas en vez de deportes de contacto con los niños, los varoncitos ya le provocaban cierto nerviosismo, pero claro a sus 6 años todo era juego e inocencia. 

El recuerdo más hermoso fue el programa del día de la madre, Juan elaboró para su madre una tarjeta con semillas, colores, encajes, y cantó junto a sus compañeres de clase “amiga mía”, la canción de Pimpinela, finalmente les niñes entregaron el regalo a sus madres junto a un abrazo. Claro Irma dejaba salir por sus mejillas un discreto y dulce llanto que se desbordó el momento del abrazo como desahogo y motivación para continuar en su lucha cotidiana.

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