miércoles, 24 de abril de 2019

18. Cáncer, un mal fulminante

Una tarde de agosto de 1998 Irma no fue a retirar de la escuela a Juan, entre llanto y desesperación el esperaba en la dirección de la institución, con una hora de retraso llegó la tía Rut, ya en casa con la rebeldía que lo caracterizaba reclamó a su madre, Irma dijo que estaba enferma con un cólico fuerte y que desde ese día alguna de las tías lo recogerá a la salida de la escuela. Lamentablemente no se trataba de un simple cólico, luego de muchos años de esfuerzo y de aguantar hambres en silencio, Irma tenía gastritis crónica, las aguas de orégano y las pastillas auto medicadas ya no hacían efecto, día a día su salud empeoraba, al dolor de estómago le siguieron nauseas, luego vinieron las convulsiones y rápidamente perdió peso, de la chica más atractiva y basquetbolista de la familia solo quedaba un recuerdo. Para finales del mismo mes de agosto llegó el señor Guerrero a su acostumbrada visita mensual, al ver tal escena y ante las súplicas de las matriarcas Pinto se compadeció y la llevaron a la clínica Villa Flora, la internaron, pusieron sueros e hicieron todos los exámenes del caso, las cosas se complicaron cuando solicitaron exámenes de SOLCA, mientras la tía Rut atendía a Juan, la que acompaño constantemente fue la tía Flery, solo se la veía llegar a casa  destrozada y encerrarse en su cuarto a llorar. Luego de una semana de haber costeado la clínica el Sr. Guerrero devolvió a Irma a su casa, pues los doctores ya no tenían mucho por hacer. 

Una noche estaba la familia reunida en el cuarto de Irma, viendo la novela, Juan estaba recostado en las piernas de su madre que estaba acostada en su cama, alrededor en sillas les abueles, y las tías preparando la acostumbrada agua de hierbas con pan. De pronto tocaron la puerta con fuerza, era el Sr. Guerrero, muy ebrio llorando, sin ni siquiera saludar  gritó a los 4 vientos que Irma tenía cáncer al estómago en fase terminal, que le quedaban 6 meses de vida, ante tal noticia la tía Flery trató de decir que era mentira y expulsó de la casa al borracho desagradable, pero la verdad era incontenible, la conmoción invadió la casa, les abueles lloraban desconsoladamente, el abuelo Pinto entró en crisis nerviosa,  tocó darles agua y sacarles del cuarto, las tías Rut y Flery lloraban, la tía Flery ya conocía la verdad hace tiempo y se la guardaba, por ello los llantos en la soledad de su cuarto. Juan lloraba desesperadamente abrazade de las piernas de su madre, pedía perdón a su madre por todo lo mal que se había portado y gritaba a Dios que no le quite a su madre, Irma llorando le dijo que hay que aceptar lo que Dios disponga y que nunca lo abandonará, luego de darle la bendición rezaron juntes el padre nuestro, que no se pudo terminar pues Irma tuvo una convulsión y sacaron a Juan del cuarto.

Luego de esa noche desastrosa el borracho desapareció unos meses, pues como tenía una relación con otra señora que sabía de la existencia de Juan y obviamente desconfiaba de la fidelidad de su marido, él debía pasar el feriado y vacaciones con su mujer oficial. 

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